Este plato también es amigable para el bolsillo: los ingredientes son pocos y fáciles de conseguir.
Además, la preparación no es difícil, en absoluto. Aquí vamos a hacerla en versión salada, pero si la quieres cambiar por una dulce, lo único que hace falta es sustituir la misma cantidad de sal por azúcar.
Ingredientes:
Un huevo
100 gramos de mantequilla
200 gramos de harina de trigo de repostería
Una cucharadita de sal
Papel film suficiente para cubrir toda la masa
Preparación:
Pica la mantequilla en cubos.
Mezcla la sal con la harina.
Haz un volcán con el resultado y rellena el hoyo del centro con los pedazos de mantequilla.
Mezcla los ingredientes del volcán hasta conseguir una masa homogénea, con una textura granulada. No hace falta amasar más de lo necesario, o la puedes endurecer.
Redondea la masa y cúbrela totalmente con el papel film.
Guárdala en el frigorífico por un tiempo máximo de una hora.
Justo antes de sacar la masa, precalienta el horno a 185 grados.
Sácala de refrigeración y quita el film. Extiéndela con un rodillo, sobre una superficie previamente enharinada (con harina de trigo). Es importante que la extiendas, sin volver a amasar.
Acomoda la masa sobre tu molde, adaptándola a los bordes y recortando los sobrantes.
Cubre el molde con papel aluminio y hornéala durante quince minutos, o hasta que se ponga dorada, a menos que vayas a volverla a hornear con el relleno. En ese caso, déjala por un poco de menos tiempo (diez minutos o poco más).
Saca del horno y quita el aluminio. No apagues el horno.
Utiliza el huevo para pincelar la masa y vuélvela a meter al horno, sólo por 5 minutos, para sellar.
Una vez lista, saca del horno y deja enfriar.
Para una preparación más rápida
Utiliza un molde desarmable para conservar la forma sin complicarte la vida, y ahorrarte el trabajo de desmoldar.
Si estás muy apurado al momento de hacer tus recetas con masa quebrada, 30 minutos en el congelador son suficientes. Si no estás apurado, igual no la dejes en el refrigerador más de 60 minutos, o te va a tocar esperar un rato después de sacarla para que se ablande y la puedas extender.
Hay quienes la dejan congelar y después reposar, pero eso vuelve todo el proceso muy largo, y se supone que esta es una receta de masa quebrada fácil.
Trucos para una masa quebrada perfecta
Puedes hacer pequeños huecos en la masa con la ayuda de un tenedor. Así creas escapes para el vapor y contribuyes a que no se hinche demasiado mientras que está en el horno. Hay un truco de abuela que recomienda meter granos de garbanzos al horno (en el centro del molde de la masa, y sobre el papel aluminio) para lograr el mismo objetivo. También sirven otros granos o semillas.
Si cuando vayas a extender la masa, se te queda pegada del rodillo, puedes cubrirlo también con un poco de harina de trigo y así hacerte más fácil la vida.
Si se te rompe la masa mientras la extiendes, sólo tienes que presionar un poco con los dedos para reparar la fisura, y volver a pasar el rodillo.
El grosor ideal de la masa extendida es alrededor de 50 milímetros.
Ahora sí, olvídate de comprar masa quebrada de la del supermercado.
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